14 nov 2010

Autobiografía de Errol Flynn. Aventuras de un vividor

Autor: Errol Flynn
Editorial: T&T Editores
375 páginas

El actor australiano Errol Flynn relata con un estilo fluido y directo su trayectoria vital desde su infancia en Tasmania hasta llegar a la cima del éxito en Hollywood. Se trata de unas memorias atípicas. Si sólo se conoce al autor por las películas o ni siquiera eso, sino sólo de oídas, el libro sorprende por la diversidad de vivencias que le ocurren al protagonista. Su autobiografía 'Aventuras de un vividor' supera a sus películas en problemas y aventuras (y eso que Flynn hacía papeles de héroe azaroso, como en Robin Hood o El Capitán Blood).

El libro supone el relato de toda una aventura vital, que comienza con Tasmania, su lugar de origen, la profesión de científico de su padre, colegios – y expulsiones de colegio – en Inglaterra, vuelta a Australia y comienzo de un viaje iniciático a los 17 años, con la esperanza de hacerse rico recogiendo oro en Nueva Guinea. El recorrido del autor es digno de narrarse entero, mejor dicho, de ser leído entero, si se tiene la oportunidad.

La autobiografía de Errol Flynn, Aventuras de un vividor, se lee con avidez, con un interés que nace de la curiosidad por conocer cómo sale el personaje de los aprietos que se le presentan, cómo maneja las situaciones para escapar airoso y qué va a ser lo próximo que se va a encontrar. No hay más que leer la contraportada para saber que se metió en negocios turbios como el tráfico de esclavos y que fue acusado del asesinato de un indígena, defendiéndose él solo.

Sin embargo, el personaje tiene la habilidad de caer en gracia al lector, sobre todo por una sinceridad que desarma y por un pragmatismo orientado a la supervivencia, que tal vez sea consecuencia de su primera virtud.
"A los setenta espero haber tenido al menos ocho esposas más, haber creado un estómago al que pueda mirar con respeto, y poder subir unas escaleras sin sufrir ni gemir."
Aunque quizá lo que más destaque son las anécdotas, por desternillantes y a veces asombrosas. Flynn se quiso meter en el negocio del cultivo de copra, en Nueva Guinea. Le ofrecieron llevar una plantación. Por supuesto cuando le preguntaron sobre su conocimiento de la copra él afirmó con una desfachatez encantadora: “Lo sé todo. Yo me he criado entre copra. He pasado toda mi vida entre copra”. No tenía ni idea, pero consiguió el trabajo y se apañó para conservarlo durante un tiempo, hasta que perdió interés.

Flynn se alistó con un amigo para combatir en la guerra de China contra Japón, logrando desertar con éxito al poco tiempo, luego comenzó su carrera como actor en Inglaterra y esto le llevó a Hollywood, después de haber trabajado en mil empleos y haberse ganado la vida de mil maneras.

En la Meca del cine las anécdotas continúan, como aquella vez cuando después de la muerte de John Barrymore – amigo del protagonista y cuyo fallecimiento le había afectado bastante – alguien se hizo con el cuerpo del finado y lo sentó en el sillón favorito de Flynn. Cuando éste llegó a casa y lo vio casi se le para el corazón.

Llama la atención la capacidad de Flynn para recordar a personas de otra época - ya lejana - de su vida. Siendo algunas más importantes y otras, cuyas apariciones en el libro son fugaces pero de las que el autor conserva todavía un poso en su memoria.


Se descubren algunos aspectos que en un principio el lector no se espera acerca del personaje. Aparte de su carácter aventurero y – como bien destaca en el título, aunque suene a tópico – vividor, Flynn revela inquietudes artísticas elevadas, a la vez que muestra destellos de un humanismo enternecedor.

Como curiosidad cabe señalar que vino a la Guerra Civil de España, estando ya asentado en Hollywood.

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